La Belleza de la Física

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Equação do Modelo Padrão

Collins bebió su último sorbo de té más o menos para el tiempo en el que yo terminé mi vaso con agua.

– Vamos a reabastecernos – dijo, indicándome que le siguiera por el pasillo.

Sin estudiantes o catedráticos, el edificio estaba siniestramente callado, nuestras voces hacían un leve eco mientras caminábamos por el corredor vacío.

– El día está demasiado bello como para pasar mucho tiempo dentro del edificio – comenté mientras llegábamos al área de la cocina.

– Sí, está perfecto para correr – dijo Collins.

Llené mi vaso con agua mientras él mezclaba su té. El silencio prevaleció por unos cuantos momentos, y luego Collins señaló:

– El hablar sobre la belleza me recordó otra línea de razonamiento que apunta hacia un diseñador – dijo.

– ¿De verdad? – pregunté -. Cuéntame.

Piensa en la extraordinaria belleza, elegancia, armonía e ingenio que encontramos en las leyes de la naturaleza – contestó mientras nos dirigíamos de vuelta as salón de conferencias -. Se han escrito libros enteros al respeto. Weinberg se pasó un capítulo entero explicando cómo se han utilizado los criterios de belleza y elegancia para guiar a los físicos al formular las leyes correctas. El físico teórico Alan Guth dijo que la construcción original de las teorías indicadoras de la física de partículas fundamentales “fue motivada principalmente por su elegancia matemática”. Uno de los científicos más influyentes del siglo veinte, Paul Dirac, ganador del premio Nobel y académico en Cambridge, hasta afirmó que “es más importante tener belleza en nuestras ecuaciones que hacer que estas se ajusten al experimento”. Un historiador dijo que la belleza matemática fue una “parte integral” de la estrategia de Dirac. Dijo que Dirac creía que los físicos “tenían que seleccionar primero las matemáticas más bellas, no necesariamente conectadas a los fundamentos existentes de la física teórica, y luego interpretarlas en términos físicos”.

– ¿Y puedes ver belleza en las leyes y principios de la naturaleza? – pregunté.

– Oh, absolutamente – declaró -. Son bellas, y también son elegantes en su simplicidad. De forma muy sorprendente. Cuando los científicos tratan de construir una nueva ley de la naturaleza, de manera rutinaria buscan la ley más simple que explique adecuadamente los datos.

Interrumpí con una objeción.

– ¿No está la belleza en el observador? – pregunté -. Qué es y qué no es bello parece algo muy subjetivo.

– La subjetividad no puede explicar el éxito del criterio de la belleza en la ciencia – respondió -. No esperaríamos que patrones puramente subjetivos sirvieran como base de las teorías que hacen predicciones precisas, tales como el éxito de la electrodinámica cuántica para predecir la corrección cuántica para factor g del electrón. Además, no toda belleza es subjetiva; también existen aspectos objetivos, el menos en el sentido clásico. En su libro The Analysis of Beauty [El análisis d la belleza], escrito a mediados del siglo dieciocho, William Hogarth dijo que la característica que define la belleza o a elegancia es la “simplicidad con variedad”. Y eso es lo que los científicos han hallado, un mundo en donde la simplicidad fundamental le abre paso a la enorme complejidad que es necesaria para la vida.

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Equação da superfície mínima

Me aventuré con otra alternativa.

– Tal vez el concepto de belleza es meramente el producto de la evolución – dije -. Quizá tiene un valor de supervivencia, y por eso nuestro sentido de lo que es bello ha sido formado por selección natural.

– Eso solo aplicaría a cosas que podemos ver, tocar o escuchar; las cosas que en nuestro mundo cotidiano son necesarias para la supervivencia. Sin embargo, la evolución no puede explicar la belleza que existe en el mundo subyacente de las leyes físicas y las matemáticas – dijo -. En la física observamos un misterioso grado de armonía, simetría y proporcionalidad. Y observamos algo a lo que llamo “descubribilidad”. Lo que quiero decir con eso es que las leyes de la naturaleza parecen haber sido cuidadosamente arregladas para que pudieran ser descubiertas por seres con nuestro nivel de inteligencia. Eso no solo encaja en la idea de diseño, sino que también sugiere un propósito providencial par la humanidad: aprender acerca de nuestro hábitat y desarrollar la ciencia y la tecnología. – Collins mencionó que Davies también comentó acerca de la belleza de la naturaleza en su libro Superforce [Superfuerza]. Posteriormente encontré el pasaje:

Una reacción común entre los físicos a los increíbles descubrimientos … es una mezcla de deleite ante la sutileza y elegancia de la naturaleza, y de estupefacción: “Jamás hubiera pensado en hacerlo de esa forma”. Si la naturaleza es tan “inteligente” que puede aprovechar mecanismos que nos asombran con su ingenio, ¿no es acaso una evidencia persuasiva de la existencia de diseño inteligente detrás del universo físico? Si las mejores mentes del mundo pueden desenmarañar solo con dificultad las obras más profundas de la naturaleza, ¿cómo podrá suponerse que esas obras son solamente un accidente mecánico, un producto del azar ciego? … Descubrir las leyes de la física se parece en varias maneras a completar un crucigrama. … En el caso del crucigrama, jamás se nos ocurrirá suponer que las palabras simplemente cayeron en un patrón interrelacionado y consistente por mero accidente.

– Desde un punto de vista ateísta – continuó Collins – no hay razón para esperar que las leyes fundamentales fuesen bellas o elegantes, porque fácilmente pudieron no haberlo sido. Hasta el mismo Weinberg, quien es ateísta, concede que “en ocasiones la naturaleza parece más bella de lo estrictamente necesario”. Sin embargo, el ajuste fino para la simplicidad, belleza y elegancia sí tiene sentido en la hipótesis de Dios. Considera la concepción clásica de Dios: él es el ser más grande posible, y por lo tanto, un ser con sensibilidad estética perfecta. No sería sorprendente en absoluto que Dios quisiera crear un mundo de gran sutileza y belleza en su nivel más fundamental.

Lee Strobel, El caso del Creador

Tomás responde: A arte, como hábito intelectual, é uma virtude?

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Josefa de Óbidos (1630-1684), Natividade
Parece que a arte não é uma virtude intelectual:
 
1. Pois, diz Agostinho, que ninguém pode usar mal da virtude. Ora, podemos usar mal da arte; tal é o caso do artífice que obra mal de acordo com a ciência da sua arte. Logo, a arte não é uma virtude.
 
2. Além disso, não há virtude de virtude. Ora, há uma virtude da arte, como já se disse. Logo, a arte não é uma virtude.
 
3. Ademais, as artes liberais são mais excelentes que as mecânicas. Ora, assim como estas são práticas, aquelas são especulativas. Logo, se a arte fosse uma virtude intelectual, devia ser enumerada entre as virtudes especulativas.
 
EM SENTIDO CONTRÁRIO, o Filósofo embora considere a arte como virtude, não a enumera contudo entre as virtudes especulativas, cujo sujeito é, diz, a parte científica da alma.
 
Tomas_RespondoA arte não é mais que a razão reta de acordo com a qual fazemos certas obras. E a bondade destas não consiste em o apetite humano se comportar de um determinado modo, mas em ser boa, em si mesma, a obra feita. Pois, o que importa para o louvor do artista, como tal, não é a vontade com que faz a obra, senão a qualidade da obra feita. Por onde, propriamente falando, é um hábito operativo.
 
E contudo convém em algo com os hábitos especulativos. Pois, também a estes importa o modo de ser do objeto considerado, mas não como se comporta o apetite humano em relação a ele. Assim, desde que o geômetra demonstre a verdade, pouco importa como se comporte quanto à parte apetitiva, se está alegre ou irado; e o mesmo se dá com o artífice, segundo já se disse. Por onde, a arte supõe a noção de virtude do mesmo modo que os hábitos especulativos; pois, nem estes e nem aquela fazem a obra boa quanto ao uso — o que é próprio da virtude que aperfeiçoa o apetite mas só quanto à faculdade de agir retamente.
Quanto às objeções iniciais, portanto, deve-se dizer que:
 
1. A má obra artística de quem possui uma arte não provém desta, mas é antes contra ela; do mesmo modo que quem mente, sabendo qual é a verdade, não fala de acordo, mas contra a sua ciência. Por onde, assim como a ciência sempre diz respeito ao bem, conforme já dissemos, assim também a arte, que por isso é considerada Leia mais deste post

Tomás explica: A verdade da razão natural não é contrária à verdade da fé cristã

Rembrandt (1606-1669), O Apóstolo Paulo

1. Embora a supracitada verdade da fé cristã exceda a capacidade da razão humana, os princípios que a razão tem postos em si pela natureza não podem ser contrários àquela verdade.

2. É certo que são veríssimos e que foram colocados na razão pela natureza, de modo que nem se pode cogitar que sejam falsos. Nem tampouco é permitido pensar ser falso o conteúdo da fé, já que com tanta evidência recebeu a confirmação divina. Ora, porque só o falso é contrário ao verdadeiro, o que se manifesta claramente ao se verificarem as definições de ambos, é impossível que a supracitada verdade da fé seja contrária aos princípios conhecidos naturalmente pela razão.

3. Além disso, na ciência do mestre está contido o que ele infunde na alma do discípulo, a não ser que o ensino seja fictício. Mas tal não se pode atribuir a Deus. Ora, o conhecimento dos princípios naturalmente evidentes é infundido em nós por Deus, pois Deus é o autor da natureza. Por conseguinte, esses princípios estão também contidos na sabedoria divina. Assim também, tudo que é contrário a eles contraria a sabedoria divina e não pode estar em Deus. Logo, as verdades recebidas pela revelação divina não podem ser contrárias ao conhecimento natural.

4. Além disso, o nosso intelecto fica impedido de conhecer quando está diante de razões contrárias e, então, não pode proceder para alcançar a verdade. Ora, se razões contrárias fossem em nós infundidas por Deus, o nosso intelecto ficaria impedido de conhecer a Leia mais deste post

Tomás responde: A ignorância diminui o pecado?

Antonio Canova (1757-1822), Insegnare agli ignoranti (1795)

Parece que a ignorância não diminui o pecado:

1. Com efeito, o que é comum a todo pecado não diminui o pecado. Ora, a ignorância é comum a todo pecado. O Filósofo diz que “todo mau é ignorante”. Logo, a ignorância não diminui o pecado.

2. Além disso, um pecado acrescentado a um pecado faz um pecado maior. Ora, a ignorância, foi dito (q.76, a.2), é um pecado. Logo, não diminui o pecado.

3. Ademais, a mesma coisa que agrava o pecado não o diminui. Ora, a ignorância agrava o pecado, pois Ambrósio retomando a palavra do Apóstolo “Ignoras que a bondade de Deus…” afirma: “Pecas de maneira grave, se ignoras”. Logo, a ignorância não diminui o pecado.

4. Ademais, se alguma ignorância diminui o pecado, isso aparece sobretudo naquela que tolhe totalmente o uso da razão. Ora, tal ignorância não diminui o pecado, mas o aumenta, pois, o Filósofo diz que “o ébrio merece uma dupla punição”. Logo, a ignorância não diminui o pecado.

EM SENTIDO CONTRÁRIO, tudo o que é razão para a remissão do pecado é assim, segundo a primeira Carta a Timóteo (1, 13): “Obtive misericórdia porque não sabia o que eu fazia”. Portanto, a ignorância diminui ou alivia o pecado.

Todo pecado é voluntário. A ignorância diminui o pecado na medida em que diminui o voluntário. Se não diminuir o voluntário, de modo algum diminuirá o pecado. Claro está que a ignorância que escusa totalmente o pecado, porque tolhe totalmente o voluntário, não diminui o pecado, mas o apaga completamente. A ignorância que não é causa do pecado, mas lhe é concomitante, nem diminui e nem aumenta o pecado. Assim, a ignorância que pode diminuir o pecado é somente aquela que é causa do pecado e contudo não escusa totalmente o pecado.

Às vezes acontece que tal ignorância é voluntária diretamente e por si, como quando alguém de propósito ignora algo para pecar mais livremente. Tal ignorância faz crescer, parece, o voluntário e o pecado. Se alguém, com efeito, quer, para dar-se a liberdade de pecar, sofrer o dano da ignorância, isso provém da intensidade da vontade de pecar. Mas, por vezes, a ignorância causa do pecado, é querida só indiretamente ou acidentalmente, como acontece com aquele que é ignorante por não ter querido trabalhar durante seus estudos, ou com aquele que se inebria e se torna indiscreto por ter tomado muito vinho. Essa ignorância diminui o voluntário, e por consequência, o pecado. Com efeito, quando alguma coisa não é Leia mais deste post

Tomás: esboço de um retrato

Fra Bartolommeo (1472-1517), Santo Tomás de Aquino

Se for possível deixar por instantes o terreno sólido de textos e datas, gostaríamos agora de tentar recolher dos que o conheceram algumas indicações sobre o homem e o santo que foi Tomás. A tarefa não é fácil. Já há muito sabemos dos limites do gênero hagiográfico, e com razão apontou-se que os modelos do tipo não estavam ausentes da biografia composta por Tocco. O mesmo vale para o processo de canonização, no qual, como acabamos de dizer, a proporção de testemunhos “úteis” é pequena em relação aos dados estereotipados. Em muitos casos, só podemos chegar à idéia que os contemporâneos faziam de Tomás e à imagem que dele haviam conservado mediante o modo como concebiam a santidade, mas seria um erro, acreditamos, pecar por excesso de ceticismo e recusar-nos sistematicamente a examinar tudo o que aprendemos por essa via. Certos detalhes pessoais que não se harmonizam em absoluto com a idéia que os modernos fazem do Aquinate talvez tenham alguma probabilidade de ser verdadeiros.

Em primeiro lugar, seu retrato físico. Os testemunhos são convergentes. Ele era grande, gordo e com uma fronte calva: “fuit magne stature et pinguis et calvus supra frontem”, diz um cisterciense de Fossanova. Tomás deve por certo sua alta estatura à ascendência normanda; esta é também observada, assim como o excesso de peso, por um segundo observador: fuit magne stature et calvus et quod fuit etiam grossus et brunus. Remigio de Florença, que foi seu aluno em Paris, não hesita em acentuar que Tomás era bastante gordo: pinguissimus.

Tocco, que sugere pudicamente uma certa corpulência, exprime-se de maneira mais extensa: “Quanto à disposição natural de seu corpo e de seu espírito, diz-se que ele era grande de corpo (magnus in corpore), estatura alta e ereta a corresponder à retidão de sua alma. Era loiro como o trigo (coloris triticei), indício de seu temperamento bem equilibrado. Tinha uma grande cabeça, como exigem os órgãos perfeitos que requerem as faculdades sensíveis a serviço da razão. O cabelo, um pouco ralo (aliquantulum calvus).

Esse nobre retrato concorda, fundamentalmente, com as declarações mais sumárias de ambos os monges, mas além disso pretende mostrar que esses traços físicos correspondem a certa Leia mais deste post

Tomás explica: Embora estejam acima da razão, não é leviano crer nas verdades da fé

Gustave Doré (1832-1883), A Mutilação de Maomé
 
Enquanto a olhá-lo eu, fixamente, estaco,
fitando-me, co’ as mãos rasga-se o peito,
e diz: “Agora vê como me achaco;
 
vê como Maomé está desfeito,
vê em frente Ali, e dele ouve os gemidos,
co’ o rosto de um só golpe contrafeito.
 
E os outros todos, que vês reunidos,
semeadores de escândalo e heresia
em vida, aqui por isso são fendidos.

 Divina Comédia, Inferno, Canto XXVIII 

1. Aqueles que aceitam pela fé as verdades que estão fora da experiência humana não crêem levianamente, como aqueles que, segundo são Pedro, seguem fábulas engenhosas (2 Pe 1, 16).

2. Os segredos da sabedoria divina, ela mesma – que conhece tudo perfeitamente – dignou-se revelar aos homens, mostrando-lhes a sua presença, a verdade da sua doutrina, e inspirando-os, com testemunhos condizentes. Ademais, para confirmar as verdades que excedem o conhecimento natural, realizou ações visíveis que superam a capacidade de toda a natureza, como sejam a cura de doenças, ressurreição dos mortos e maravilhosas mudanças nos corpos celestes. Mais maravilhoso ainda é, inspirando as mentes humanas, ter feito que homens ignorantes e rudes, enriquecidos pelos dons do Espírito Santo, adquirissem instantaneamente tão elevada sabedoria e eloquência

Depois de termos considerado tais fatos, acrescente-se agora, para confirmação da eficácia dos mesmos, que uma enorme multidão de homens, não só os rudes como também os sábios, a correu para a fé cristã. Assim o fizeram, não premidos pela violência das armas, nem pela promessa de prazer, mas também – o que é maravilhoso – sofrendo a perseguição dos tiranos. Além disso, na fé cristã, são expostas as virtudes que excedem todo o intelecto humano, os prazeres são reprimidos e se ensina o desprezo das coisas do mundo. Ora, terem os espíritos humanos concordado com tudo isto é ainda maior milagre e claro efeito da inspiração divina.

Essas coisas não aconteceram de improviso ou por acaso, mas por disposição divina, porque focou evidenciado que elas se realizaram mais tarde, porquanto Deus as havia predito pelos Leia mais deste post

[OFF] O niilismo (Final) – As máscaras do niilismo

Hieronymus Bosch, A Nau dos Loucos, Museu do Louvre, Paris

De fato, é justamente aquele niilismo que Nietzsche chama de niilismo incompleto que domina a todos hoje, repleto de obscuras ameaças e perigos.

Nietzsche diz ainda: “Ao valor do que permanece eternamente igual a si mesmo […] contrapõe-se o valor do que é mais breve e fugaz, o sedutor brilho dourado no ventre da serpente vida”.

Esses valores breves e fugazes parecidos com o sedutor brilho dourado no ventre da serpente vida são aqueles ligados à vontade de potência, e portanto constituem os antigos valores transvalorados segundo a doutrina nietzscheniana; mas em nada diferem dos disfarces niilistas dos antigos valores substituídos por novas máscaras multicoloridas, os quais, bem mais do que com o fugaz brilho dourado no ventre da serpente vida, se apresentam como as sereias que encantam, e que, vangloriando-se de ser portadores de salvação ou pelo menos de segurança, representam o perigo de arrastar de forma irreversível para o abismo do nada.

As causas profundas dos males do homem de hoje são justamente esses disfarces niilistas dos valores supremos que caíram (como tais) no esquecimento.

A meu ver, tais males e os vários disfarces niilistas dos valores perdidos a eles vinculados podem ser resumidos nos dez itens apresentados a seguir:

1) o cientificismo e o redimensionamento da razão do homem em sentido tecnológico;

2) o ideologismo absolutizado e o esquecimento do ideal do verdadeiro;

3) o praxismo, com sua exaltação da ação pela ação e o esquecimento do ideal da contemplação;

4) a proclamação do bem-estar material como sucedâneo da felicidade;

5) a difusão da Leia mais deste post

[OFF] O niilismo (VII) – O estado intermediário: o niilismo incompleto

Francisco de Goya (1746-1828), O Manicômio

Entre o estado caracterizado pela destruição dos valores supremos tradicionais e a transvaloração completa desses valores há, porém, um estado intermediário. Nos Fragmentos póstumos lemos: “Os supremos valores, para servir os quais o homem deveria viver, sobretudo quando o dominassem de forma muito pesada e excessiva: estes valores sociais foram edificados, com a finalidade de reforçar sua influência, sobre o homem, quase como se fossem mandamentos de Deus, como ‘realidade’, como mundo ‘verdadeiro’, como esperança e mundo futuro. Agora que a origem mesquinha de tais valores se evidencia, o universo nos parece desprovido de valor, ‘desprovido de sentido’… mas este é apenas um estado intermediário”.

Ora, esse estado intermediário pode dar origem (e aliás origem de maneira evidente) a um niilismo incompleto, que procura subtrair-se às consequências do próprio niilismo, com vários disfarces dos valores supremos, que vão do saber científico à práxis social, com uma série de matizes.

Nietzsche escreve: “Proposição principal. Em que sentido o perfeito niilismo é a consequência necessária dos ideais alimentados até agora. – O niilismo incompleto, suas formas: nós vivemos no meio dele. – As tentativas de fugir do niilismo sem transvalorar esses valores: produzem o contrário, agudizam o problema.

E ainda, dizendo um de seus categóricos “não” aos disfarces dos antigos valores, afirma: “Meu reconhecimento e minha identificação do ideal tradicional, o cristão, mesmo lá onde se eliminou a forma dogmática do cristianismo. O perigo do ideal cristão esconde-se em seus sentimentos de valor, naquilo que pode prescindir da expressão conceptual: minha luta contra o cristianismo latente (por exemplo na música, no socialismo)”.

O sentido da menção ao socialismo é claro; a música refere-se sobretudo ao Parsifal de Wagner, que repropõe o mistério da Páscoa.

Uma confirmação feita por Heidegger

Esse ponto também foi bem compreendido e esclarecido por Heidegger: “Se Deus, no sentido do Deus cristão, abandonou seu lugar no mundo supra-sensível, o lugar ainda existe, mesmo se vazio. Esta região vazia do mundo supra-sensível e do mundo ideal pode ser mantida. Ela requer então um novo ocupante e a substituição do Leia mais deste post

[OFF] O niilismo (VI): O niilismo levado às últimas consequências

Pieter Bruegel o velho, Torre de Babel (1563), Viena, Áustria

Diante de passagens como as acima citadas, convém perguntar se Nietzsche realmente inverteu os valores com algum saldo positivo, ou se, ao contrário, a posição que ele assumiu não passa de um niilismo destrutivo levado às últimas consequências.

Heidegger deu respostas exemplares, as quais se impõem mesmo quando desvinculadas das posições teóricas que em grande medida as sustentam.

Recordo aqui as três passagens mais significativas a esse respeito.

No primeiro Heidegger, esclarece-se o seguinte: “Não obstante toda derrubada e inversão da metafísica, Nietzsche não se desvia de seu curso ininterrupto quando concebe aquilo que a vontade de potência intui para a própria conservação como o ser, o ente, ou a verdade. A verdade resume-se, então, numa condição posta pela essência da vontade de potência, e precisamente na condição de conservação de sua potência. Resumindo-se nessa condição, a verdade é um valor. Como a vontade de potência só pode querer dispondo de algo permanente, a verdade torna-se um valor necessário para a vontade de potência e fundamenta sua essência. O termo verdade não significa nem o não-ser-escondido do ente, nem a concordância do conhecer com o objeto, nem a certeza como segurança daquilo que é posto no pôr representativo. A verdade é entendida aqui – num sentido que deriva historicamente das modalidades derivadas de sua essência – como certeza da presença disponível do círculo a partir do qual a vontade de potência quer a si mesma.

No segundo Heidegger, esses esclarecimentos aprofundam-se ainda mais: “O que resta do ser? Do ser resta o nada. E se justamente aqui se revelasse a essência do niilismo, que até agora ficou escondida? Será que o verdadeiro niilismo consistirá em Leia mais deste post

Tomás responde: A esperança é abundante nos jovens e nos ébrios?

Diego Velázquez, Os Bêbados ou O Triunfo de Baco (1629), Museu do Prado, Madrid

Parece que a juventude e a embriaguez não são causa de esperança:

1. Com efeito, a esperança implica certeza e firmeza, por isso é comparada a uma âncora, na Carta aos Hebreus. Ora, os jovens e os ébrios carecem de firmeza, pois têm o espírito facilmente mutável. Logo, a juventude e a embriaguez não são causa de esperança.

2. Além disso, o que aumenta o poder é sobretudo causa de esperança, como acima foi dito (art. precedente). Ora, a juventude e a embriaguez são acompanhadas de uma certa fraqueza. Logo, não são causa de esperança.

3. Ademais, como se disse, a experiência é causa de esperança. Ora, falta aos jovens a experiência. Logo, juventude não é causa de esperança.

EM SENTIDO CONTRÁRIO, o Filósofo diz no livro III da Ética: “Os bêbados são cheios de esperança”. E no livro II da Retórica: “os jovens têm boa esperança”.

A juventude é causa de esperança por três motivos, como diz o Filósofo no livro II da Retórica. Esses três motivos podem tomar-se segundo três condições do bem, objeto da esperança: que seja futuro, árduo e possível, como foi dito (art. 1). Com efeito, os jovens têm muito futuro e pouco passado: e assim como a memória é do passado e a esperança do futuro, eles têm pouca memória e vivem de muita esperança. Além disso, os jovens, por terem a natureza quente, têm muitos “espíritos”, e neles o coração se amplia. Por ter o coração dilatado é que se tende para as coisas difíceis. Por isso os jovens são animosos e têm boa esperança. Igualmente, quem não sofreu rejeição nem experimentou obstáculos em suas tentativas, julga facilmente que as coisas são possíveis. Por isso os jovens, pela falta de experiência dos obstáculos e das deficiências, facilmente julgam que as coisas lhes são possíveis. E por isso têm boa esperança.

Duas destas coisas se encontram nos ébrios: o calor e a multiplicação dos espíritos, por causa do vinho; e também a irreflexão sobre os perigos e as deficiências. Pela mesma razão também todos os estúpidos e os estouvados se atrevem a Leia mais deste post

[OFF] O niilismo (V): A transvaloração de todos os valores e a vontade de potência

Angelo Bronzino (1503-1572), A Loucura (detalhe), National Gallery, Londres

Nietzsche sabe muito bem que, mesmo depois da anulação completa de todos os ideais e valores considerados supremos no passado, a vida do mundo e do homem continuam. Mas é evidente que os valores são uma condição que, ao ser eliminada, torna a vida absurda.

Vejamos, em poucas palavras, quais são suas conclusões.

Os valores não se baseiam no ser e no verdadeiro, não constituem algo “em si e para si”, mas são pontos de vista, são meramente aquilo que, a partir de determinado ponto de vista, se impõe como condição de preservação e de progresso da vida.

O devir e a vida são “vontade de potência”, e os valores estão estreitamente ligados a tal “vontade de potência”, que se impõe como fonte de todos os valores “transvalorados”.

Escreve Nietzsche: “Os valores e sua variação estão relacionados com o aumento da potência de quem põe os valores; a medida de incredulidade, de uma reconhecida “liberdade do espírito” como expressão do aumento de potência; niilismo como ideal de suprema potência do espírito, de vida riquíssima: em parte destrutivo, em parte irônico”.

 A transvaloração dos valores proposta por Nietzsche comporta, pois, uma inversão dos antigos valores e um deslocamento destes da esfera da transcendência para a esfera da Leia mais deste post

Tomás explica: Porque as verdades inacessíveis à investigação da razão foram convenientemente propostas aos homens para a fé

Michelangelo (1475-1564), O profeta Ezequiel (1510), Capela Sistina

1.  Pareceu a alguns que não se devia propor aos homens como de fé as verdades que a razão não é capaz de descobrir, visto que a sabedoria divina providencia para cada coisa o que lhe cabe, segundo a natureza das coisas. Por tal, deve-se provar que foi necessário ter-se proposto ao homem, como de fé divina, também as verdades que excedem a capacidade da razão.

2. Nenhum desejo ou cuidado se dirige para uma coisa se esta não for previamente conhecida. Ora, os homens estão ordenados pela providência divina para um bem mais elevado que o capaz de ser experimentado pela fragilidade humana da presente vida, como após se verá. Devido a isso, foi conveniente que a mente fosse atraída para algo mais alto que o atingido no presente pela nossa razão, de modo que esta aprendesse a desejar algo que excedesse totalmente o estado da presente vida, e se esforçasse para procura-lo.

Isto pertence propriamente à religião cristã, que promete de modo especial os bens espirituais e eternos. Daí o serem propostos por ela muitos bens que excedem a percepção humana. A lei antiga, que prometia bens temporais, propôs umas poucas verdades que excedem o conhecimento da razão humana.

Também os filósofos, com este intento, procuraram mostrar que há bens mais valiosos que os sensíveis, a fim de levarem os homens, desde os prazeres sensíveis, para a honestidade. Ora, com o gozo destes bens mais valiosos deleitam-se muito mais suavemente os que praticam as virtudes, tanto da vida ativa quanto contemplativa.

3. Foi também necessário terem sido tais verdades propostas à fé dos homens, para que estes tivessem um conhecimento mais veraz de Deus. Com efeito, só conhecemos verdadeiramente Deus quando Leia mais deste post

Tomás explica: A verdade divina acessível à razão é convenientemente proposta à fé dos homens

Caravaggio, A Inspiração de São Mateus (1602), Igreja San Luigi dei Francesi, Roma

1. Como se viu, há duas ordens de verdades referentes às realidades divinas inteligíveis: uma, a das verdades possíveis de serem investigadas pela razão humana; outra, a daquelas que estão acima de toda capacidade desta razão. Ambas, no entanto, são convenientemente propostas por Deus aos homens para serem acreditadas.

2. Neste capítulo tratar-se-á, em primeiro lugar, das verdades possíveis de serem investigadas pela razão. Assim, não será tido como vão que seja proposto para fé, por inspiração sobrenatural, aquilo que a razão por si mesma é capaz de atingir.

Ora, se essas verdades fossem abandonadas à investigação só da razão, três inconvenientes surgiriam.

3. Um primeiro, porque, se assim acontecesse, poucos homens chegariam ao conhecimento de Deus. Muitos estariam impedidos de descobrir a verdade, que é fruto de assídua investigação, por três motivos.

Alguns, devido à própria constituição natural defeituosa que os dispõe para o conhecimento; estes tais por nenhum esforço poderiam alcançar o grau supremo do conhecimento humano, que consiste no conhecimento de Deus.

Outros, devido aos cuidados necessários para o sustento da família. Convém, sem dúvida, que dentre os homens alguns se entreguem ao cuidado das coisas temporais. Estes, porém, não podem dispender o tempo necessário para o lazer exigido pela investigação contemplativa para alcançar o máximo desta investigação, que consiste justamente no conhecimento de Deus.

Outros, por fim, são impedidos pela preguiça. Ora, para o conhecimento das verdades divinas investigáveis pela razão há necessidade de Leia mais deste post

Tomás responde: A bem-aventurança do homem consiste nas honras?

Leon Marie Dansaert (1830-1909), O Duelo

Parece que a bem-aventurança do homem consiste nas honras:

1. Com efeito, como diz o Filósofo no livro I da Ética: “A bem-aventurança ou felicidade é o prêmio da virtude”. Ora, a honra parece ser o máximo prêmio da virtude, como diz o Filósofo no livro IV da Ética. Logo, a bem-aventurança consiste sobretudo na honra.

2. Além disso, o que convém a Deus e aos mais excelentes parece ser sobretudo a bem-aventurança, que é o bem perfeito. Ora, o Filósofo diz no livro IV da Ética que isto é a honra, e o Apóstolo na primeira Carta a Tito também diz: “Só a Deus a honra e a glória” 1, 17). Logo, a bem-aventurança consiste na honra.

3. Ademais, a bem-aventurança é o que sobretudo desejam os homens. Ora, nada parece ser mais desejado pelos homens do que a honra, porque os homens suportam perder todas as outras coisas, mas não suportam algum detrimento de sua honra. Logo, a bem-aventurança consiste na honra.

EM SENTIDO CONTRÁRIO, a bem-aventurança está no bem-aventurado. A honra não está naquele que é honrado, porém mais naquele que honra, que reverencia o honrado, como diz o Filósofo no livro I da Ética. Logo, a bem-aventurança não consiste na honra.

É impossível que a bem-aventurança consista na honra. A honra é prestada a alguém devido alguma sua excelência: e assim, é um sinal e testemunho daquela excelência que está no honrado. Ora, a excelência do homem considera-se sobretudo segundo a bem-aventurança, que é o bem perfeito do homem, e segundo as suas partes, ou seja, segundo aqueles bens que participam de algo da bem-aventurança. Por isso, pode ela acompanhar a bem-aventurança, mas nela não pode principalmente consistir a bem-aventurança.

Quanto às objeções iniciais, portanto, deve-se dizer que:

1. Como o Filósofo diz no mesmo lugar, a honra não é prêmio da virtude em razão da qual as pessoas de virtude agem, mas eles recebem dos homens a honra como prêmio, como se não houvesse coisa alguma melhor para dar. O verdadeiro prêmio da virtude é a bem-aventurança, em vista da qual os virtuosos agem. Se agem por causa da honra, já não será virtude, mas Leia mais deste post

Tolos e Tolices – o Besteirol na Análise de Tomás de Aquino

Francisco de Goya, O Idiota

L. Jean Lauand
Universidade de São Paulo
 jeanlaua@usp.br

 Há um número infinito de imbecis. Esta verdade, que é confirmada pela autoridade de Deus (como se fosse necessária a revelação do óbvio…), é citada mais de vinte vezes por Tomás de Aquino, que a lê em Ecle 1, 15: “stultorum infinitus est numerus“, sentença de Salomão, proferida em um momento de veemente desabafo e sob os efeitos do vinho (2, 3). Os néscios – diz, por sua vez, o salmo (118, 12) – “me rodeiam como vespas”.

         Os tolos não só são infinitos, mas também apresentam-se sob diversas espécies: umas mais brandas; outras, mais graves; há tolices inocentes; outras são grave pecado etc… Ao longo de toda a obra do Aquinate [1] , encontramos toda uma tipologia de tolos: asyneti, cataplex, credulus, fatuus, grossus, hebes, idiota, imbecillis, inanis, incrassatus, inexpertus, insensatus, insipiens, nescius, rusticus, stolidus, stultus, stupidus, tardus, turpis, vacuus e vecors.

         Neste artigo examinaremos brevemente – em forma de pequenas notas – esses vinte e tantos tipos de imbecis apresentados por Tomás, algumas das causas, efeitos e os remédios – quando há remédio… – que ele aponta para as tolices.

         Para começar, Tomás vale-se de comparações com animais. Se em espanhol “asno” designa pessoa rude e de pouca cabeça e, em português, “burro” é a primeira palavra para designar a fraca inteligência, Tomás, em vinte vezes, compara o insipiente ao jumento: porque os animais agem movidos pela paixão (o cachorro que se irrita começa a latir; o cavalo, quando tem um desejo, relincha etc. [2] ). E o insipiente, que abdica da razão (de sua honra, que é a razão, como repete Tomás), se reduz a um Leia mais deste post

São Domingos e o Terço

Lucas Valdés (1661-1725), A Virgem do Rosário, São Domingos e Santa Catarina de Sena, Museu de Sevilha

A oração mais forte para vencer os inimigos da fé

Por padre Hernán Jiménez, O.P.

ROMA, quinta-feira, 31 de maio de 2012 (ZENIT.org) – São Domingos promoveu e popularizou a oração do Terço, como louvor à Santíssima Virgem Maria. A oração do Terço é um convite para meditar os mistérios de Cristo, na companhia de Nossa Senhora, que foi associada de forma especial à Encarnação, Paixão e Ressurreição do seu Filho.

São Domingos, que era um homem de grande oração, dedicava muito tempo para o seu encontro pessoal com Jesus e estudava a sua pessoa com grande dedicação. Era dotado de uma sensibilidade espiritual sutil que não passou despercebida pelos seus irmãos. Na verdade, foram justamente eles que conservaram os seus “Modos de Oração”.

Segundo uma lenda, Nossa Senhora ensinou São Domingos a rezar o Terço, porque é uma oração muito forte para vencer os inimigos da fé. Graças a esta oração muitos pecadores se converteram e se convertem ainda hoje à fé católica e a recitam para interceder e obter tantas graças.

São Domingos nos lembra que no coração da Igreja deve arder o fogo missionário que empurra inexoravelmente a transmitir o Evangelho, onde ele seja necessário: Cristo é o bem mais precioso e valioso, que cada homem e mulher de todos os tempos tem o direito de conhecer e amar. Na iconografia, a São Domingos se associaram vários símbolos, entre os quais o Santo Terço que era uma grande ajuda na sua pregação.

Nossa Senhora gosta muito da oração do Terço porque é a oração dos simples, dos humildes, mas que pode Leia mais deste post

Investigador chileno derruba lenda negra sobre a Inquisição

Francisco de Goya (1746-1828), Tribunal do Santo Ofício

Veja também a série de artigos do site Sentinela Católico sobre a inquisição clicando aqui.

LIMA, 28 Mai. 12 (ACI) .- Um investigador chileno desmentiu as lendas negras criadas sobre a época da Inquisição, tanto a medieval como a espanhola, em relação à tortura e o exagero da quantidade de condenados à fogueira.

Em entrevista concedida ao grupo ACI o historiador René Millar Carvacho, professor na Pontifícia Universidade Católica do Chile, especializado no tema da Inquisição no Vice-Reino do Perú, explicou que “grande parte de toda a lenda negra desta época gira em torno da tortura, mas que a tortura, como meio de prova, formou parte do método de castigo da época”.

“Tergiversou-se como se isso fosse próprio da Inquisição, mas não é certo, isto foi algo próprio dos métodos judiciais desses anos. A justiça real também a usava e possuia o mesmo sistema”, relatou.

Do mesmo modo, indicou que os dados históricos dos castigos da Inquisição foram exagerados e se deram imagens escessivas em cifras de mortos e ações repressivas que não representaram a realidade.

“Sabemos que entre os anos 1570 e 1820, na América, período em que dura a Inquisição, 2500 pessoas passaram por ela, e desta quantidade só 50 foram condenadas à pena de relaxação (ou seja foram condenadas a morrer na fogueira), e destas 25 ou 30 mortas na fogueira, outros fugiram e o que foi queimado foi uma estátua em representação deles, e pelo geral estas estátuas eram contabilizadas (entre a quantidade de mortos)”, detalhou o historiador.

Em outro momento mencionou que as heresias mais comuns durante a Inquisição na Espanha se deram por parte dos falsos judeus conversos, protestantes; além da bruxaria e algumas outras faltas vinculadas a temas doutrinários. Enquanto que em Lima o maior número de processados foram por bigamia, feitiçaria e blasfêmias.

O perito assinalou que embora durante este período métodos Leia mais deste post

Tomás em quadrinhos

História em quadrinhos bem humorada sobre Tomás de Aquino que inclui as famosas cinco vias  para provar a existência de Deus, tirada da revista Action Philosophers. CLIQUE AQUI para ler.

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Rock do Aquinate

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Depois da música de Jorge Ben sobre um artigo da Suma Teológica, eis que encontro outra pérola musical sobre Tomás de Aquino:

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Tomás responde: A penitência é uma virtude?

El Greco (1541-1614), Maria Madalena penitente, Museu de Belas Artes de Budapeste, Hungria

Parece que a penitência não é uma virtude:

1. Com efeito, a penitência é um sacramento. Ora, nenhum outro sacramento é uma virtude. Logo, nem a penitência é uma virtude.

2. Além disso, o Filósofo ensina que a vergonha não é uma virtude, seja porque ela é uma paixão implicando uma mutação corporal, seja porque não é uma “disposição de um ser perfeito”, já que diz respeito a um ato torpe, que não tem lugar em homem virtuoso. Ora, de igual modo, a penitência é uma certa paixão que implica mutação corporal, a saber, o choro, como diz Gregório: “Fazer penitência é chorar os pecados passados”. Trata-se de feitos torpes, isto é, de pecados, que não têm lugar em homem virtuoso. Logo, a penitência não é uma virtude.

3. Ademais, o mesmo Filósofo observa que “entre os virtuosos não há nenhum estulto”. Ora, parece estulto fazer penitência de falta passada, que já não pode deixar de ter existido. E isto pertence à penitência. Logo, a penitência não é uma virtude.

EM SENTIDO CONTRÁRIO, os preceitos da lei versam sobre atos de virtude, já que “o legislador se propõe fazer virtuosos os cidadãos”, como ensina Aristóteles. Ora, há um preceito da lei divina sobre a penitência, como o Evangelho de Mateus: “Fazei penitência” (3,2), etc. Logo, a penitência é uma virtude.

Fazer penitência é doer-se de algo cometido anteriormente. Já se viu também que a dor ou a tristeza pode ser considerada de duas maneiras. 1ª. Enquanto é uma paixão do apetite sensitivo. E sob este aspecto, a penitência não é uma virtude, mas uma paixão. 2ª. Enquanto é um ato da vontade. Nesse caso, ela implica certa escolha. E se esta é feita de maneira reta, pressupõe que seja um ato de virtude. Diz Aristóteles que a virtude é “um hábito de escolher conforme a reta razão”. Pertence, porém, à reta razão que alguém se doa daquilo de que se deve doer. E isso acontece na penitência, de que agora se trata. Pois, o penitente assume uma dor moderada dos pecados passados, com a intenção de afastá-los. Daí se segue que é claro ser a penitência, de que agora falamos, uma virtude ou ato de virtude.

Quanto às objeções iniciais, portanto, deve-se dizer que:

1. No sacramento da penitência, os atos humanos ocupam o lugar da matéria, o que não acontece no batismo nem na confirmação. Por esta razão, sendo a virtude o princípio de determinado ato, então a penitência é uma virtude, ou acompanhada de uma virtude, mais que Leia mais deste post

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